De fomingo a domingo

Por Pupa Kramcsak


Antes, cuando teníamos que preparar nuestro uniforme para el tedioso lunes, odiaba que llegara la noche pues siempre pasaba lo que no tenía que suceder, olvidaba planchar mi camisa, el buzo estaba mojado, o peor aún, el delantal estaba sucio y olvidado en el último espacio de la “ropa sucia”.


Recuerdo los domingos como días de espera, esas noches anteriores al primer día del jardín, colegio, universidad o trabajo -aunque suene vergonzoso- eran larguísimas, no podía dormir mis ocho horas de sueño, y miraba el techo pensando en lo que soñaría esa noche; de esa forma creía que lograría dormir pronto, tal como lo había planeado.


Claramente nadie elige ese día como su preferido, pero cuando era más pequeña sí que lo era; salíamos a pasear, jugábamos y nos compraban helados de $100. Como era un día casero y familiar, podíamos ver monitos sin restricción o quedarnos en pijama todo el día, uno de los mejores panoramas infantiles, recuérdenlo.


Ahora, si estás aburrido y tu último día de la semana es un fomingo, puedes buscar panoramas que no requieran tanta organización ni excedan en costos; hacer un picnic o pasear en los tantos lugares naturales de conce y sus alrededores, resulta más atractivo que pasar rezongando porque mañana será lunes.


Sitios cercanos como Lenga, Desembocura, Ramuncho y Rocoto; son cercanos y especiales para una rica tarde dominical, Menjunje te lo recomienda.

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1 comentarios:

natii dijo...

Menjunje, me encantan los domingos..es el día en que desde tempranito me junto con mi pololo, salimos a caminar, andar en bici, ver pelis entretenidas, de paseo, regalonear.

Cuando chica el domingo en la noche se transformaba en un infierno..haciendo tareas a última hora, lustrar zapatos y peor si era el primer día de cole. uuuy. terror!!

Acutalmente, el día que detesto es el lunes..puaj!

Saludos!