Por Pupa Kramcsak
Cuando nombran este sitio recuerdo el comentario de un compañero de la u que venía desde Santiago, “no puedo creer que todos conozcan este lugar y que se llame la pará del tonto, cómo si uno esperara como tonto y ese fuese el único lugar céntrico para juntarse con alguien”.

Y claro que es cierto. Varios de nosotros nos hemos puesto de acuerdo para juntarnos en ese lugar y nos encontramos con muchos más penquistas parados, mirando hacia todas las esquinas y observando el reloj que está cerca de la joyería Rometsch y de Hush Puppies, obligados a ser pacientes y estamparse la cara de aburridos.

La esquina de Aníbal Pinto con Barros Arana ha sido blanco de protestas, campañas parlamentarias y presidenciales, mechoneos, humoristas, mimos, y los temidos lanzazos.

Ya es parte de nuestra cultura local y con gran importancia, pues está al frente de nuestra Plaza de la Independencia; también ha sido paradero estudiantil por décadas y ha sufrido cambios estratégicos, como la instalación de esa pantalla gigante tipo Alameda de Santiago. Ahora la gente se acomoda para reírse de videos chistosos o ver su horóscopo y seguir su rumbo.

Sin duda la pará del tonto es un lugar tradicional de nuestro Concepción. Y si bien hace honra a nuestro mal -la impuntualidad-, también se emplaza como símbolo de juntarnos y compartir.

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