Por Pupa Kramcsak
El otro día observé a unos niños que jugaban al diávolo, y recordé mi etapa escolar cuando estaban de moda al igual que ahora.

En ese minuto traté de recordar todos los juegos de antaño que tenían un gran valor sentimental durante la pre-básica. Recuerdo con nostalgia las canciones que recitábamos de memoria mientras hacíamos palmas con otra amiga (leer cantando): pepito quiere ser capitán, mesu mesu me subo a la mesa, cuando era guagua, Pablito fue a la china y el rey de España, me los sabía de memoria.

¿Recuerdan ese pedazo de lana que colocaban entre sus manos y otro lo sacaba con sus dedos sin desordenar el enredo que había?, sin vergüenza puedo admitir que hasta hoy lo juego.

Otro juego típico de las nenas era saltar la cuerda o la famosa y tan querida media: el chicle americano, la telaraña y los números romanos eran los cantos que más usábamos. Cuando saltábamos, yo era de las que llegaban a la rodilla no más. No era de las buenas, pero igual lo recuerdo con cariño.

El juego que tenía mucha dedicación era el “poto de gallina”, papelito que doblábamos, pintábamos cada espacio de color y al darlo vuelta salía un adjetivo como por ejemplo: fea, simpática, etc. Y ustedes ¿Qué otros juegos antiguos echan de menos?

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