Por Beretta LugerSi tú conoces quién es Michelle Obama, la Infanta Leonor o Cote López has sido víctima de la “fama de arrastre”. Un concepto que me tomó años crear y que probablemente exista en otra parte del mundo.

La fama de arrastre es la capacidad que tenemos las audiencias para interesarnos y llevar al olimpo de los intereses faranduleros a personas relacionadas con otros individuos que son famosos por méritos propios.

Por ejemplo esta semana pudimos enterarnos de los secretos de Michelle Obama para mantener sus brazos firmes, la nueva percepción que tenemos los chilenos acerca de Carla Ochoa o la gordura descomunal de Kevin Federline, el ex de Britney.

¿Qué sería de Michelle sin Barak o de Ochoa sin el negro o de Federline sin Spears? ¿Habrá algo peor que ser conocido simplemente por lo que hace un cercano a ti y no por tus méritos? ¿Pero sobre todo: será tan importante ser famoso como para colgarse de otro?

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